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Día: 16 de enero de 2013

El deseo

identidad

 

Olvidar el encuentro con lo que se denomina tu deseo es algo que poquísimos seres pueden llegar a entender. El deseo es la especial y única consecuencia de todo aquello que consideramos necesario a nuestra existencia, supervivencia o libertad.

El deseo nos conduce a través de un especial recorrido en el que la expectativa es lo que genera el UNO con el ganar o perder. Si logras hacer realidad tu deseo eres ganador, si no lo logras eres perdedor. El caso es que si ganas o pierdes lo que te estará dominando es y será el deseo de mantener y apropiarte realmente de lo que ganaste o el deseo de querer obtener lo que la vida te ha negado injustamente.

El final de la historia es el mismo para ganadores y perdedores. El deseo nunca te dejará en PAZ, porque dejar de desear equivale a aceptar lo que eres, lo que tienes, lo que haces, lo que ocurre y lo que vives. Si la aceptación es el opuesto a la rebeldía, el deseo es, por lo tanto, el especial y único resultado de tu negación a aceptar tu vida.

Si eres hijo de Dios, ¿cómo podría tu vida no tener lo necesario para llevar a cabo el Plan de Dios?¿Qué significa entonces que lo que ocurre en tu vida es contrario a tus expectativas? El deseo es el especial y querido efecto de tu especial ubicación en el elegido y querido encuentro con lo que tu ser considera vital para su existencia.

El llevar el especial conocimiento de tus deseos te permitirá saber que es lo que estás elaborando en tu mente como especial sinónimo de carencia, necesidad e inconformidad. ¿Verdad que siempre organizas tu vida a partir de lo que tienes que obtener ? ¿O es que eres tan inconciente que no deseas ver tu racional y justificada observación de un mundo de carencias, de negación y de pobreza?

El mundo que ves es el especial testigo de tu elección, ?entiendes?

 ¡ Es así!

Víctor

El buscador de aventuras

El buscador de aventuras es aquel que se deleita en tratar de vivir momentos de especial intensidad al lado de personas que puedan suplir su necesidad de afecto y su perenne deseo de realizar conquistas que le permitan autorealizarse como ser humano que consigue lo que desea.

El especial y querido buscador de aventuras cree que logra lo que se propone y no se da cuenta que el poseido es él, ya que su vida está poseida por la pasión, por el esfuerzo, por ambicionar lo que no tiene, por la expectativa y por el placer y el gozo. El buscador no imagina que es él el que termina siendo utilizado, aprovechado y eventualmente sacrificado. El hecho de creerse llamado a vivir momentos que nadie más puede llegar a alcanzar lo llena de un absurdo orgullo y un localizado y especial complejo de superioridad.

El que se sienta en un nivel superior por tener algo ha de saber que el día que ya no lo posea se sentirá en el especial nivel inferior y allí culminará su existencia, en el increíble espacio que no ofrece nada mejor que la soledad y el abandono. El buscador encuentra su última aventura en el especial y único posicionamiento de su fragilidad, su impotencia. Su voz ya no seduce ni conquissta, su presencia no atrae ni su accionar convence.

Es así!

Víctor