Mensaje 20 de junio de 2010
Querida Alma
No es lo que se vive,
si es lo que se vive,
¿cual es el motivo?
¿quien ve otra verdad?
Esta es la explicación a la duda existencial del ser que cree en lo que es y está enredado en la telaraña que él mismo tejió. Queremos una otra vez adaptar la realidad a nuestra estrecha visión del mundo, el universo encerrado en una caja de zapatos y sin posibilidad alguna de ser cambiado a un espacio un poco más grande. ¿Quien tiene la suficiente capacidad para entender que cada momento de su vida es ante todo una prueba del Amor infinito que Dios siente por ti?
Mira a tu alrededor, siente el Amor de tu creador en cada persona, lugar, situación; ¿vives en sintonía con Dios tu creador?, ¿le pides a Él que te explique como abordar una situación o un problema?, ¿hablas con Dios?, ¿le haces preguntas?…
¿O eres de los que juzga, critica y condena lo que sucede desde tu diminuta perspectiva del tamaño de una caja de zapatos?
¿Te molestas con frecuencia?, ¿te quejas de tu realidad?, ¿te lamentas sin cesar?. ¿Eres un rebelde, víctima de un mundo injusto o un hijo de Dios que es ante todo respetuoso de cada momento que la vida (regalo de Dios!) ofrece?
Revisa tus relaciones personales, ¿a quien maltratas?, ¿a quien ofendes?, ¿a quien respondes con la misma violencia cuando «hieren tu sensible ser» ?.
Ninguna ofensa, ningún insulto, ningún pleito está justificado, todas son reacciones de tu ego herido, no te engañes, nadie enseña amor a golpes, nadie ensaña amor haciendo sentir culpable a un ser humano, nadie enseña amor de otra manera que no sea amando.
¿Quien se cree con la autoridad necesaria para pedir a otra persona ¡cambiar!?, es que queremos o pretendemos ser sustitutos de Dios al decir «tienes que cambiar u forma de ser», o «tienes que cambiar esto o lo otro», o «comportarte de otra manera», «tienes que ser más detallista», «más sensible», «menos violent@», «más cariños@», más, más, más, menos, menos, menos….., el juez de la existencia humana lanza su mortal veredicto sin apelación, que orgullo, que pretensión, que nivel de ignorancia te corroe…
Hasta siempre
Víctor